Cómo gestionar el patrimonio del Siglo XX : La compra de la casa de Jan de Jong.
English below if available
La casa particular del arquitecto Jan de Jong[i] en Schaijt (Países Bajos), que contiene también su estudio, acaba de ser adquirida por la asociación neerlandesa Hendrick de Keyser[ii]. Esta asociación, destinada a la preservación de la arquitectura histórica neerlandesa, posee más de 400 edificios representativos de los siglos XIV al XX que conservan tanto su exterior como su interior originales. La asociación compra los edificios, los cuida, los restaura si es necesario, y los arrienda o explota comercialmente en las mejores condiciones y con garantía de mantenimiento. El resultado es un rico patrimonio arquitectónico histórico en uso, que ampara y difunde su cultura, y además se financia con sus propios recursos, cuotas (cuatro mil socios), lotería y donaciones. Edificios de Berlage, Duiker, Rietveld y Van der Laan, entre otros, forman parte de su rico acervo.
El hecho, por otra parte, pone en valor el edificio adquirido. El conjunto de Schaijt (1968) es uno de los mejores ejemplos domésticos de la arquitectura de la Bossche School, apoyada en la teoría del número plástico de Hans van der Laan, que acaba de ser, por fin, traducida al español[iii]. Jan de Jong (1917-2001) fue uno de sus principales seguidores. El conjunto se mantiene en su perfecto estado original. La magistral coordinación entre jardines, espacio exterior, interior, mobiliario y accesorios; su recreación de las proporciones, las dimensiones y encadenamiento de espacios; la combinación de formas y materiales constructivos simples, rotundos y eternos, son una aplicación impecable de los criterios de esta teoría. Una observación cuidadosa del conjunto de Schaijt distinguirá, en el rigor y la sencillez casi monástica del conjunto, una cierta influencia mediterránea en la formación de los jardines, en los espacios intermedios, los patios y la galería, elementos poco usuales en la arquitectura holandesa.
El acuerdo de adquisición (que respeta el uso de la casa por su viuda de por vida) se ha realizado por las mismas fechas en las que ha sido conocido el final de la casa Guzmán de De la Sota. Y coincide también con las desafortunadas palabras del holandés Dijsselbloem sobre cómo nos ve a los mediterráneos “gastando” el dinero. Es inevitable sacar conclusiones. Ciertamente, este caso muestra cómo el tradicional sentido comercial y pragmático de los holandeses, unido al respeto y amor a la cultura arquitectónica, ha producido unos resultados que deberíamos imitar.